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PROMETO VOLVER SIEMPRE


Algún día ya no estaré entre los vivos. La existencia, que es un gran mar, alguna tarde, o cierta noche serena, con la Luna colgada siempre de la Tierra, y un rumor de hierbas frescas, me devolverá al polvo con golpes de olas.
Tal vez tendré un final inesperado, como Nino Bravo, a quien me gusta escuchar con los ojos cerrados, como dormida.
Reconozco que soy feliz y que vengo peleando la buena batalla, verso a verso, endecasílabo a endecasílabo, pues de eso se trata, por cierto, mi afán poético.
Me doy por mujer que no ha venido al mundo a traer rencillas, porque mi destino hace maridaje con los sueños y las ilusiones a los que no debería renunciar nunca el ser humano.
Mis novedades son un botón de flor en la vieja orquídea, un pan que huele a tibieza, una estrella cayendo, y un beso enamorado entre un hombre y una mujer.
Cuando ya no esté estarán en pie los árboles, y aquel pino y aquel cactus de mi patio se estremecerán acaso.
¡ Pero el viento traerá noticias de otra gente que nace !
Yo prometo, por mi parte, volver a través de mis poesías. 

DELFINA ACOSTA



Invitación de Proyecto Literario Social

Buenos días.
Le remito el enlace del Proyecto Literario Social: http://bookssolidarios.jimdo.com
Seguramente es un buen momento para colaborar por una buena causa, con muy poco esfuerzo económico.
Le agradecemos que dedique 2 minutos de su tiempo al Proyecto y abusando de su amabilidad le pedimos que lo difunda a sus amigos, conocidos y a través de sus redes sociales.
Un millón de gracias.

Cristina nos escribe desde San Luis - Argentina

Los invito a visitar mi página de escritores de San Luis, éste es mi link
http://artistaspuntanos.com/literaturalist/cristina-revuelta.html
CRISTINA REVUELTA

Juan José Vélez Otero - un reportaje breve

JUAN JOSÉ VÉLEZ OTERO

“Los poetisos de salón hacen poesía fría y descolorida”

¿Existe una desviación natural de la literatura en España o la crisis económica que la tiene en estado de suspensión, a través de sus escritores, busca nuevos interlocutores? Es difícil saberlo. En esta entrevista con Juan José Vélez Otero, poeta español no adscrito a ninguna corriente, es abordada la situación de la lectura, la escritura y la edición de libros. Vélez Otero ha escrito poemarios que merecieron codiciados premios a nivel nacional e internacional. Licenciado en Filología Inglesa, combina su labor literaria con la docencia en un instituto de enseñanza secundaria.
---
¿Hay un planteamiento de las nuevas generaciones de poetas españoles ante la crisis de valores morales por la que atraviesa España?
No hay poetas jóvenes comprometidos con la sociedad, al menos entre los más conocidos y proyectados. Los actuales poetas jóvenes españoles (conocidos), a la sombra de sus mentores y protectores (que son aquellos que se autodenominan poetas experimentados y sensibles, todos ellos en torno a los 50 años), son en su mayoría clónicos poetisos de salón que hacen una poesía fría y descolorida, carente de toda emocionidad y fuerza. Sí, hay poetas jóvenes que luchan por salir y escriben una poesía con fuerza, pero están vetados y ninguneados por el poder referido.

¿Qué se lee hoy por hoy en tu país?
En España se lee poco, aunque se compren libros. ¿Paradoja? Se regalan libros y se ponen en las estanterías para adorno. Los poetas nos leemos entre nosotros mismos, no hay otros lectores de poesía. La novela está más extendida y, sobre todo, son leídas las obras impuestas y publicitadas por grandes premios corruptos y editoriales que tienen su nómina de autores, no todos buenos, a quienes publicitan y con quienes ganan dinero. Hay otro minoritario público culto y exigente que lee obras clásicas y modernas que ellos mismos se encargan de descubrir.

¿Quiénes son los autores más leídos o de mayor crédito de Latinoamérica?
Fundamentalmente Vargas Llosa, García Marquez, Isabel Allende... y aquellos a quienes se les otorga el Premio Cervantes, Reina Sofía o cualquiera de estos oficialmente pactados y cuyos autores ganadores son leídos mientras dura la moda, por corto periodo. Se leyó también mucho a Borges, Benedetti, Neruda... Y entre los clásicos, César Vallejo, Rubén Darío, la Storni, Ernesto Sábato, Manuel Puig...

¿Cuál debería ser el compromiso del escritor, del intelectual, ante la grave situación económica que tiene en la postración el presente de millones de españoles?
El compromiso del escritor con la sociedad debe ser siempre el mismo, en crisis y en bonanza: honestidad, honradez, virtuosidad, sinceridad, humanidad.

por Delfina Acosta
desde Asunción del Paraguay
25 de Diciembre de 2011

Claudia Bürk nos desea Feliz Navidad

¡Feliz Navidad!
¡Que tengáis la mejor Navidad de vuestra vida! Os envío todos mis buenos deseos y doy gracias a Dios porque os hayáis cruzado en mi camino.
De todo corazón , os hago llegar el cuento que escribí hace escasos diez minutos para esta Navidad. No pude evitar escribirlo con los ojos humedecidos. Espero que os guste.
Está legible en el siguiente enlace a mi blog:
http://claudiaburkfalcon.blogspot.com/2011/12/mi-cuento-para-esta-navidad-2011-la.html

Con sincero y hondo afecto,
Claudia Bürk

Un poema inédito de Nicanor Parra

EPITAFIO

Yo soy Lucila Alcayaga
alias Gabriela Mistral
primero me gané el Nobel
y después el Nacional

a pesar de que estoy muerta
me sigo sintiendo mal
porque no me dieron nunca
el Premio Municipal

de Poemas para combatir la calvicie. 
Antología. 
(Santiago, 6ªed., Fondo de Cultura Económica, 1998)

Premio Roque Gaona para la poetisa Gladys Carmagnola


Momento en que Roque Gaona Giardino entrega su premio a Gladys Carmagnola y observa Gabriela Gaona de Van Humbeeck.
(Una nota de Delfina Acosta)
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La escritora Gladys Carmagnola recibió el primer premio del concurso “Roque Gaona 2011”, otorgado por la Sociedad de Escritores del Paraguay y la familia Gaona Giardino. También se hicieron acreedores de menciones por sus obras presentadas al concurso los escritores Lourdes Talavera, Susy Delgado y Gabriel Ojeda.
El acto se llevó a cabo en el Salón “Dr, Carlos Caballero Gatti” del Edificio Fénix SA de Seguros y Reaseguros.
La presidenta de la Sociedad de Escritores del Paraguay, Maribel Barreto, hizo una breve síntesis de los libros que se adjudicaron los sitios de preferencia, según el veredicto de los miembros del jurado integrado por los escritores Osvaldo González Real, Delfina Acosta y Raquel Chaves.
Maribel también reflexionó sobre la importancia del premio que instituye la familia Gaona Giardino, en nombre de don Roque Gaona, quien fue escritor, periodista y gran intelectual.
Por su parte, la escritora Gladys Carmagnola desgranó historias, anécdotas y recuerdos que tienen relación con la figura de Caballero Gatti, y su padre, de quien dijo que fue el que le inculcó el amor por la literatura, pues desde su niñez le leyó y luego le hizo aprender poemas de Amado Nervo. Finalmente dijo fragmentos de dos de sus poemas.
Gladys Carmagnola es autora de varios libros, entre poesía, cuentos juveniles y ensayos. Ha publicado numerosos textos en nuestro país y en antologías del exterior.
Asunción del Paraguay
ABC Digital
8 de Diciembre de 2011

El cometa Halley y el tiempo - por Delfina Acosta

Ayer nomás viste crecer la rosa en tu jardín. Y era ella la hermosura en persona. Pero los días pasaron y el tiempo, que todo lo devora, masticó sus pétalos y la llevó a la sepultura. Desde luego, nuevos capullos fueron emergiendo del rosal. Es la ley de la vida.

Por suerte, creo yo, no estamos condenados a ser eternos. Supongo que debe de ser horroroso vivir siempre, presenciar el surgimiento y la caída estrepitosa de un imperio; pasar de la época de la máquina de escribir Remington a una era de Internet que acaso será un mundo paralelo a la comunicación oral, y luego a otra era, y así sucesivamente; aún contra la propia voluntad convertirse en el testigo perpetuo de la aparición del cometa Halley, o sea doblar, triplicar, los 75 años; ver cómo va cambiando la fachada, la apariencia nomás del mundo, mientras en él los hombres se siguen devorando los unos a los otros (los ricos son más ricos, los pobres más pobres); saber incesantemente que las religiones (las más grandes y aún las más pequeñas) no logran ponerse de acuerdo pues la división sectaria es parte de la condición humana; observar cómo la tecnología avanza mientras en ciertas partes del planeta la hambruna deja a la vista las costillas de los niños; suspirar hondamente porque los reclamos de la clase obrera son postergados (bien se sabe que la historia de la explotación del hombre por el hombre es más vieja que la misma historia, valga la redundancia de términos).

Sí, creo que por fortuna no somos eternos.

Pero también consideremos que estamos así, como de paso nomás por este planeta.

De pronto te enteras a través de un llamado telefónico que un ser amado ya no está más, que pasó a mejor vida, como se dice corrientemente. Pero también, dos o tres semanas después, alguien te trae la noticia de que tu familia se ha agrandado con la llegada de un nuevo ser. La vida es una moneda, a veces: oscuridad y luz. Cara y cruz. Y, botánicamente hablando, desprendimiento de hojas y prendimiento de una semilla.

Mas no solo los mal llamados viejos se nos van muriendo, sino también, obviamente, los jóvenes, víctimas del sida, de un accidente, de lo que estaba escrito y sellado que pasara, tal vez, para que dejaran de existir.

Entonces, conscientes de nuestra finitud, sería bueno disfrutar del tiempo este, el que nos toca vivir, con sus luces y sus sombras, sus engaños y sus desengaños.

Apuntes tentativos para un mejor pasar: No vivir presa del odio, que solo trae mala digestión y hasta genera complicaciones cardíacas. Disfrutar de la compañía de los buenos amigos, de los fieles por excelencia. No dejarse llevar diariamente por la prisa, que va sacando el color de los días. Evitar las discusiones sobre todo si se nota que las mismas dejarán en nuestro ánimo una sensación de impotencia. Apreciar lo que se come. ¡Qué buen sabor puede tener esa presa de pollo con la ensalada de lechugas y espárragos, y uno ni se da cuenta, apurado como va por la existencia! No preocuparse, sino ocuparse del tema que debe ser objeto de una solución.

Buscar la compañía de la gente alegre y de buen humor.

A veces el día a uno lo sorprende desganado o tristón. Cuánto bien hace entonces al alma escuchar a las personas que tienen la habilidad de reír y de hacer reír.

Ayudar al necesitado. La solidaridad es el espejo en el cual nos miramos. Pasar por alto los comentarios de las personas necias e ignorantes. Amar.

delfina@abc.com.py

5 de Diciembre de 2011

¿Por qué te detienes en mi tumba? - Stella Maris Taboro

¿Por qué te detienes en mi tumba?
¿Por qué sollozas? ¡No estoy aquí!
Búscame en el aire que cortan los pájaros.
Me verás en la primera luz del amanecer
reflejado en el jardín que tanto amé,
en alguna libélula aleteando en tu ventana,
en la brisa sorpresiva que te hace parpadear,
en el aire que te envuelve y que respiras,
en la estrella primera que en lo alto, brilla.

No te detengas aquí, mi tumba está vacía.
No descanso aquí.

Stella Maris Taboro
"Es sabio quien encuentra en su semejante
la razón de compartir las diferencias"

Fragmento de "El lugar" de Mario Levrero


En la oscuridad total, mis ojos buscaron una referencia y se volvieron a cerrar, sin haber encontrado las rayas horizontales, paralelas, que habitualmente dibujaba la luz eléctrica de la calle, o el sol, al filtrarse por entre las tablillas de la persiana. No me podía despertar; y aunque no recuerdo ninguna imagen, ningún sueño, pienso en mí mismo, ahora, como en un ser que vagaba sin rumbo, con los brazos colgando flojos, sepultado en el fondo de una materia densa y oscura, sin ansiedad, sin identidad, sin pensamientos.
Mucho más tarde, la orden de despertar; y el ser comenzaba a moverse con un asomo de inquietud, como si buscara una salida que no conocía o que no recordaba.
La orden se hacía más apremiante, y con ella la comprensión de la necesidad imperiosa de salir; y hallaba el camino, hacia arriba, hacia una anhelada superficie. La materia tenía varias capas, que se hacían menos densas a medida que ascendía, y la velocidad de mi ascenso se aceleraba progresivamente. Me proyectaba en forma oblicua hacia la superficie; y, por fin, como un nadador que saca la cabeza fuera del agua y respira una ansiosa bocanada de aire, desperté con un profundo suspiro.
Fue entonces cuando mis ojos se abrieron y, desconcertados, volvieron a cerrarse. Mi sueño se hizo luego más liviano, hasta que volví a despertar, con una lucidez mayor.
Advertí varias cosas: que hacía frío, que ese lugar no era mi dormitorio, que estaba acostado sobre un piso de madera sin colchón ni cobijas, en una oscuridad total; y que tenía puesta la ropa de calle.
La lucha contra la pereza fue en esta ocasión necesariamente más breve que de costumbre; la incomodidad del piso desnudo no lo permitía. Me incorporé, gruñendo malhumorado, y mi queja fue acompañada por crujidos de las articulaciones. Me froté brazos y piernas y tosí; los bronquios silbaban al respirar el aire húmedo, y me dolía la garganta.
Mientras buscaba a tientas algún elemento conocido, se me plantearon las preguntas de rigor: dónde estaba, cómo había llegado allí. En realidad esta segunda pregunta tardó un poco más en formularse; aún no había aceptado el hecho de hallarme en un lugar no previsto, y forzaba la memoria, buscando entre las últimas imágenes de mi vigilia, con la certeza de que pronto todo habría de ajustarse con una explicación sencilla: la borrachera en una fiesta, la tormenta que me había sorprendido, en una casa ajena, la aventura inusual que me había llevado a dormir fuera de casa. Alguna vez, aunque no con frecuencia, me había sucedido despertar sin comprender dónde me hallaba; pero era suficiente reconocer la moldura del respaldo de la cama, o el color de una cortina, para hacerme enseguida una composición de lugar, para despertar súbitamente toda la memoria última. En este caso no había-ningún elemento desencadenante, y la misma carencia de elementos no tenía para mí ninguna significación.
Mi memoria se había detenido, empecinada, en un hecho trivial; y se negaba a ir más allá: una tarde soleada, otoñal, y yo que cruzaba la calle en dirección a una parada de ómnibus; había comprado cigarrillos en un kiosco, y daba algunas pitadas al último de un paquete que acababa de tirar a la calle hecho una bola; llegaba a la esquina y me recostaba contra una pared gris. Había otras personas, dos o tres, esperando también el ómnibus. Pensaba que esa noche Ana y yo iríamos al cine. En este punto se detenían los recuerdos.
Mis manos encontraron ahora una pared, y pegado a ella comencé a recorrer lentamente la habitación buscando una ventana o una llave de luz. Era una pared áspera, pintada quizá a la cal.
Llegué a un rincón sin haber hallado nada; seguí mi búsqueda a lo largo de la nueva pared, y luego de cierto trecho mis dedos reconocieron el marco de madera de una puerta, luego la puerta misma, y finalmente su picaporte.
No intenté abrir de inmediato; me tranquilizó saber que había una salida, pero se me creó la inquietud de no saber si era procedente que yo la utilizara; pensaba en gente durmiendo, o en alguna actividad que mi presencia pudiera molestar; o que, por algún motivo, no me conviniera ser visto allí: apelé de nuevo a la memoria, pero no obtuve el menor indicio de dónde estaba, ni de por qué estaba allí. Me sentí al borde de un ataque de nerviosa Traté de controlarme. Tal vez podría haber resistido un tiempo más, permitiéndome seguir rebuscando en la memoria; pero tenía necesidades físicas urgentes: hambre, frío, ganas de orinar, y mis huesos necesitaban reposar sobre algo blando. También tenía ganas de fumar, y el paquete, presumiblemente el mismo comprado en el kiosco, estaba intacto en el bolsillo del saco; lo abrí y saqué un cigarrillo que llevé a los labios, pero luego me fue imposible encontrar el encendedor. Bruscamente tomé el picaporte y lo hice girar; en primer término empujé la hoja de la puerta hacia afuera, luego tiré de ella hacia mí, pero en ninguno de los casos obtuve resultados.
Acerqué un ojo a la cerradura; no logré ver nada. Comencé a sentir un miedo muy intenso. Probé nuevamente el picaporte, sacudí la puerta. La golpeé con los puños y con los pies; no sucedió nada.
Escuché cómo, fuera de mi voluntad, un sonido quejoso escapaba de mi garganta. Con los puños y la mandíbula apretados, y un temblor que me recorría el cuerpo, proseguí entonces mi recorrido, adosado a la pared, arrastrando los pies, extendiendo los brazos.
Llegué a otro rincón y la nueva pared se presentó al tacto de mis dedos tan desnuda como el resto conocido de la pieza.
Mi memoria seguía trabajando por su cuenta; me presentó más detalles de su último registro; la cara del hombre del kiosco, sus bigotes caídos, su mirada azul aguachenta; un árbol próximo a la esquina, con brillos dorados en las hojas secas, y la hoja que caía, recién desprendida de la rama, mientras yo cruzaba la calle; el número exacto de, las personas que esperaban el ómnibus en la parada: eran tres, dos mujeres (una con tapado marrón, la otra con saco rojo, ambas de espaldas) y un hombre pequeño, recostado contra el árbol, un pie apoyado en el suelo y el otro en el árbol.
Llegué a un nuevo rincón de la pieza y muy cerca de él, al parecer enfrente de la otra, hallé una nueva puerta. Las manos me temblaban al hacer girar el pomo: empujé la hoja y esta vez sí, la puerta se abrió.
Me encontré ante una nueva oscuridad.

13:44 | Etiquetas: mario levrero el lugar |
El lugar (fragmento de novela), por: Mario Levrero
http://margadulce.blogspot.com/2010/11/fragmento-de-el-lugar-de-mario-levrero.html

Télam presenta su Suplemento Literario


El próximo lunes 5 de diciembre, la Agencia de Noticias Télam hará la presentación formal de su nuevo Suplemento Literario. El acto tendrá lugar en La Casa de la Defensa, ubicada en Defensa 372, a las 13 horas, y estará encabezado por el Presidente de la Agencia, Martín García y el director del mencionado suplemento, el Licenciado Carlos Aletto.
Este nuevo espacio, que ya está en funcionamiento en su versión digital (slt.telam.com.ar/) y que saldrá también en papel, cuenta con los trabajos —además de los producidos por la sección de Cultura a cargo de Mora Cordeau— de prestigiosos escritores y columnistas, entre ellos: Vicente Battista, Claudia Piñeiro, Juan Martini, Guillermo Saccomano, Mario Goloboff, Leonardo Huebe.
Una de las características de este suplemento dedicado a nuestras letras es sumar voces jóvenes a la de los escritores ya consagrados. Por este motivo SLT se diferencia de otros suplementos culturales que tienen la única intención de ser un espacio publicitario de algunas grandes editoriales alineadas con medios hegemónicos nacionales y extranjeros. SLT entiende la literatura como un espacio de expresión que no debe ser silenciado por cuestiones comerciales o ideológicas.
En estas primeras apariciones en la web cobra un lugar de importancia el género cuento. Un trabajo de Juan Martini ahonda este recorte señalando que el cuento es un género que superará a la novela. Este trabajo se suma a la página que reúne relatos clásicos, rioplatenses y nuevos cuentos.telam.com.ar/.
El suplemento también cuenta con una sección para cada género literario, entrevistas a autores, noticias literarias, reseñas y relecturas de clásicos.
Aquellos que quieran participar con trabajos pueden hacerlo a través del correo electrónico del suplementoslt@telam.com.ar.
http://www.telam.com.ar/nota/9033/

Cómo escribir una novela - por Mora Torres

Ahora enseguida les enseño, apronten lápices para tomar nota (La novela). Dejo que me citen en cualquier lugar (Citas y Frases por personajes conocidos de la historia); ya pronto, en pocos minutos, sabrán escribir una novela.

Lo difícil no es ni siquiera que haya que tener talento (El talento). Yo hablo de, aunque sea, escribir una malanovela. Lo importante es que diga algo chiquito en muchas, muchas páginas (Administración en una página). De que un concepto mínimo pueda estirarse hasta casi, casi, ser un sistema, una teleología -acabo de aprender que télos es traducible por objetivo, meta, sistema.

Y yo puedo enseñarles, de eso no me cabe duda (Diario trágico de una joven maestra). He escrito tantas cosas... tilingas... que han ocupado dentro de todo mucho espacio (El espacio-tiempo se curva en torno al observador). Fíjense. Lo que hago es mezclar la vida cotidiana y mis reflexiones de entrecasa con un ponerme seria como un filósofo y delirar, delirar profanaciones (Cátaros).

Es cuestión de atreverse. Otros se atreven a ganar dinero vendiendo útiles... innecesarios. Yo a tanto no me atrevería jamás. Y tampoco atraparía a nadie. No soy vendedora de objetos y cosas lindas, vendo, módicamente, palabras.

Me atrevo a hablar de la teoría de la relatividad, de los quantos y de los quepos; imagínense si no voy a atreverme a dar cátedra sobre juntar los cadáveres de muchas frases con cierta organización, y un mínimo de imaginación, para por lo menos sorprender. Una vez sorprendido, el lector sigue leyendo; una vez que sigue leyendo, y sigue las "ideas", estas ideas son tan "imaginativas" que no muchos se atreven a refutarlas; no es una mala novela en todo caso, es apenas una novela incomprensible que cuenta algunos sabrosos chismes además, uno puede leer sólo la parte de lo cotidiano -la otra parte no existe; es una partitura pero que ningún músico adiestrado descifraría, es una partitura que sólo yo -el propio autor- descifro. Y además otros se hacen los que descifran, como me hago la que descifra a Joyce cuando no sé siquiera inglés, cómo podría...

(Continúe leyendo Cómo escribir una novela... y deje su opinión en nuestro Blog Editorial)
Por Mora Torres

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